

Consejos para entender el mensaje de Dios

La Biblia describe situaciones como la persecución, las pruebas y “tiempo y ocasión” (accidentes o enfermedades invalidantes, o la muerte prematura de un proveedor, por ejemplo) que pueden llevar incluso a personas fieles a Dios y con mucho carácter a sufrir graves problemas financieros. En estas circunstancias, la falta de un presupuesto o de autocontrol no tiene nada que ver. Lo que se requiere en tales casos es compasión y ayuda, no juicios ni condenas.
Por otro lado, en circunstancias normales las personas sí tienen en buena medida el control de sus finanzas. La mayoría de nosotros puede tomar decisiones respecto de lo que hará con su dinero y, en tales casos, no hay casi nada tan importante como tener y seguir un presupuesto familiar. De hecho, ésa es probablemente la recomendación más común entre los consejeros profesionales en finanzas. Y lo que es más importante, ¡es la recomendación de la Biblia!
Regirnos por un presupuesto involucra muchos principios espirituales, como evitar la codicia, tener autocontrol, desarrollar fe y tener paciencia y gratitud. Llevado a la práctica, para los propósitos de este artículo, tener un presupuesto significa principalmente cuatro cosas:
Esta definición se aplica a todo tipo de proyectos —desde sustentarnos día a día, hasta pagar una educación o adquirir algún bien. Presupuestar requiere de una evaluación honesta de lo que podemos pagar, considerando nuestras necesidades en el tiempo. (Algunas de nuestras necesidades ocurrirán en el futuro, y esto requerirá de disciplina para no gastar todo lo disponible ahora y así poder ahorrar para dichas necesidades.)
Ejemplos bíblicos